Mostrando entradas con la etiqueta Mejorar. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Mejorar. Mostrar todas las entradas

miércoles, 8 de enero de 2020

Cambia un hábito en 66 días


Dejar de fumar, tomar el café sin azúcar o no tomarlo, doblar la ropa y evitar hacer pirámides hasta el viernes, no morderte las uñas, hacer la cama por las mañanas, no echarte la siesta, dejar de beber Coca-Cola... Algunos de nuestros hábitos son negativos, perjudiciales o, simplemente, no nos hacen sentir bien. O todo a la vez.

No queremos profundizar mucho en su componente científica pero, básicamente, consiste en dejar de usar un camino (el hábito que queremos desechar y que no es más que un trayecto neuronal que hemos consolidado al usarlo durante mucho tiempo) y comenzar a trabajar sobre otro nuevo (el nuevo hábito que queremos crear y que deshace el anterior).

En 2009, la psicóloga Jane Wardle encontró que, de media, nos cuesta unos 66 días modificar completamente esas rutas (artículo). Es evidente que esos algo más de dos meses pueden hacerse largos pero solo toca ser persistentes y creer en la buena de Jane. Así que manos a la obra.

¿Cómo lo hacemos?
Van a ser más de dos meses así que lo primero es buscar un objetivo en el que creamos y entendamos que merezca la pena. Sea por salud, por dieta, por evitar molestias o por sentirnos mejor. ¡Solo uno! En dos meses buscamos el segundo.

Consejos prácticos
Una vez definido busca que todo vaya en su favor. Algunos consejos:
- Informa a la gente. El escrutinio popular y la vergüenza por fallar jugarán a nuestro favor.
- Elimina o evita fuentes de contaminación. Por ejemplo, no compres ese producto jamás si no quieres comerlo, cambia la costumbre que te lleva al viejo hábito, busca sustitutos o distracciones...
- No pongas excusas. Ninguna.
- Date premios por tus logros.
- Siéntete orgullosa por cada vez que lo consigues.
- Define un premio final para el día que cumplas los 66 días.
- Cree en lo que haces y en ti misma.

¡En dos meses nos cuentas! ¡Confiamos en ti!

Todo hombre puede ser, si se lo propone, escultor de su propio cerebro.

Santiago Ramón y Cajal.

Quizá te interese..

miércoles, 6 de noviembre de 2019

¿Cómo hablar con mi hijo adolescente?


No cabe duda de qué cada hijo, cada humano, somos un mundo. Tampoco es difícil asumir qué la adolescencia es una etapa muy complicada tanto para el propio joven como para su entorno. Aún con ello mejorar la comunicación con mi hijo adolescente puede tener una serie de estrategias que suelen resultar efectivas a la mayoría de padres. Vamos a buscarlas!

Explicación: Hablar con los adolescentes puede ser una tarea ardua. Para nosotros los adultos, comunicarnos de forma asertiva y efectiva con el menor puede parecer un reto casi imposible en ciertos momentos, una lucha casi perdida de antemano.
Para ellos, los adolescentes, hablar con determinados adultos resulta sufrir una injusticia continúa. Sienten una necesidad incontrolada de ser atendidos pero, a la vez, un deseo enorme de vivir "a su aire", de tener libertad pero sentirse seguros, de incumplir normas pero tener límites. Ser adolescente es muy complicado. Es una lucha a contra corriente, una pelea doble: la primera contra ti, la segunda contra los demás.
Empatizar con ese enfrentamiento continuo es realmente difícil pero no sólo para el adulto, la mayoría de ocasiones ni siquiera el propio adolescente es capaz de hacerlo. Está conociéndose, asumiendo cambios, adaptándose a un mundo que aún no logra gestionar, buscando referencias y límites, explorando lo hasta ahora no explorado.

Objetivo: Poder hablar con mi hijo de forma asertiva.

Estrategia: Vamos a intentar empatizar con nuestro hijo, para ello escucha 3 de sus canciones favoritas. Mientras las escuchas intenta pensar y sentir como él. Ahora busca tres canciones, pero esta vez de tu propia adolescencia y, mientras lo haces, recuerda un momento que te resultó difícil, otro que fue divertido y, un tercer momento, en el que te equivocaste por completo en esa época. Saca 3 conclusiones. Una de cada una de esas tres situaciones. Ya estás más cerca de él por muy lejos que aún te sientas.

Lo siguiente que haremos no es fácil pero debemos confiar. Vamos a escribir una carta a nuestro hijo. Le vamos a contar cómo nos sentíamos en esta etapa de nuestra vida, las conclusiones que acabamos de obtener y cómo creemos que se sentían el resto de personas con nosotros cuando eramos adolescentes.

Este mensaje, la carta que acabo de escribir, va a hacer que mi hijo me sienta más cerca, no importa que no responda, que no te diga nada de la carta, tu déjasela cerca, la leerá.

A partir de aquí, lee sus libros, escucha sus canciones, ve sus videos, imprégnate de sus cosas... Quizá no resolvamos todas vuestras dificultades, posiblemente notemos que avanzamos poco, pero el primer paso es demostrar actitud y empatía. Vais a comenzar a responder muchas de vuestras preguntas y juntos empezaréis a encontrar algunas respuestas.

miércoles, 2 de octubre de 2019

¿Cómo mejoro la autoestima de mi hijo?

¿Cómo trabajo la autoestima de mi hijo? Creo que no se quiere lo suficiente. 

Explicación: Valorar las cualidades de uno mismo a veces no resulta sencillo. En determinados casos puede estar motivado porque socialmente consideramos que no está bien visto, otras por auto exigencia o porque me centro en mis propios aspectos o características negativas. Es por eso que, a veces, para volorarnos a nosotros mismos necesitamos la ayuda de otra persona.
Nuestros hijos necesitan que les ayudemos a ver las ventajas que tiene apoyarse en los aspectos positivos y ,en determinados casos, también a encontrar lo mejor de sí mismos. Incluso a nosotros mismos nos cuesta ver el lado bueno de las cosas, tanto en nosotros mismos como en ellos.

Objetivo: Aumentar la autoestima de mi hijo.

Estrategia: Vamos a crear un mundo exquisito y motivador. Os proponemos que cojáis tres botes que vamos a rellenar de:
1) Mensajes positivos de ánimo. Ejemplo: !Yo puedo!.
2) Aspectos positivos del niño. Ejemplo: Tengo muchas ideas divertidas.
3) Habilidades positivas del menor. Ejemplo: Corro muy rápido.

Cada bote vamos a llenarlo de pequeñas delicias, sean dulces o saladas, que le encanten al menor. Por ejemplo, en uno de mis botes podría meter mariquitas de chocolate. Cada una de ellas tendrá que estar rodeada de un papelito que el menor (si lo requiere con nuestra ayuda) escribirá un mensaje de ánimo, un aspecto positivo o una habilidad, según el bote.
Cada día que necesite un poco de motivación, seguridad, animarse, confiar en sí mismo o darse fuerza cogerá de uno de sus botes, leerá la nota, la repetirá tres veces y luego podrá comerse su exquisitez. De esta forma conseguirá darse las auto instrucciones que en determinados casos no es capaz de obtener por si solo.
Os ponemos algunos ejemplos de situaciones en las que utilizar nuestros botes:
  • Cuando creo que no puedo.
  • Cuando me digo mensajes negativos.
  • Cuando me bloqueo.
  • Cuando me siento triste.
  • Cuando tengo miedo.

Puedes obtener más información sobre estado de ánimo aquí.