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miércoles, 26 de febrero de 2020

Mis objetivos para ser feliz en clase


El inicio de año, o de curso, es una época muy especial. Miedos, motivaciones, ilusión, expectativas... Como docentes es recomendable tratar de canalizar toda esa energía de una forma que proporcionemos a los alumnos la seguridad que necesitan pero también un horizonte al que llegar que puedan definir ellos mismos. Por eso, en nuestras primeras clases realizamos una actividad muy especial. La llamamos "Mis objetivos para ser feliz en clase" y su nombre no permite mucho margen a la imaginación. En él, cada alumno, de forma personal, escribe los objetivos, los pasos que pretende realizar tanto a corto como a largo plazo para alcanzar ese horizonte de felicidad que visualiza.

Instrucciones para crear el cartel de objetivos para ser feliz:
  • Pide a tus alumnos que reflexionen. Que piensen en conductas concretas que han realizado otros años y les han aportado sensación de bienestar.  
  • Sobre un papel, el alumno ha de escribir mínimo 5 objetivos que le acercarán durante todo el curso a sentirse más feliz. 
  • Puedes poner ejemplos, pero pocos y cómo medida de orientación. Ejemplo: "Controlar mis nervios" o "Estudiar día a día".
  • El alumno puede decorar o utilizar la informática para personalizar su cartel. 
  • Una vez finalizado ha de colocar cerca de su mesa o en su defecto pegado en la agenda.
  • Posteriormente todos los miembros de la clase han de crear un cartel grupal. En él se reflejarán las mejores, más interesantes o prácticas ideas de la clase. Anímales a que debatan sobre cuales son las que merecen estar en ese cartel. Una buena idea es que cada alumno sugiera uno de sus cinco objetivos y planteárselo a sus compañeros para decidir.
  • Juntos crean un gran cartel que el profesor puede colocar próximo a la pared o pizarra.  
* En ocasiones puede ser interesante, en lugar de hacer un único cartel de toda la clase, hacer grupos más pequeños, de cinco-diez alumnos. Cada grupo debatirá sus propias ideas y elaborará un cartel con las cinco-diez mejores. Al final obtendremos tantos carteles de objetivos como grupos hayamos formado.

 Finalidad de la actividad con el alumno:
  • Conocer que puede hacer para sentirse bien consigo mismo. 
  • Aceptar que tiene en su mano la fórmula para ser feliz.
  • Visualizar que el esfuerzo puede merecer la pena.

miércoles, 29 de enero de 2020

A ti profesor, a ti maestro

Sabemos lo que lucháis, lo que creéis en lo que hacéis, lo duro de vuestro empeño. Somos muy conscientes de que estáis enfrascados en una batalla en la que pocos llegan al final pero todos ganan. Sois un ejemplo que fuerza, ilusión, perseverancia y amor a lo que hacéis.

Quedan algunas mañanas, muchas otras ya han pasado. Cada día toca levantarse, trabajar, soñar, temer y sonreír. Más temas, dudas, cafés, resúmenes, simulacros, cansancio, subidas y bajadas, más bibliotecas y flexo, más irte el primero y levantarte antes, más soledad, más apoyos de quienes te quieren bien, más cerca de hacer lo que realmente quieres hacer.

Hemos puesto lo mejor de nuestras vidas en vuestras manos mientras que vosotros ponéis la vuestra propia en nuestro futuro, en nuestros hijos o nietos. No podemos pedir más pero queremos transmitiros nuestra fuerza, el orgullo más gigante y la confianza de quien sabe que en vuestras manos está nuestro futuro y el de quienes más queremos.

Así que luchad, un poco más, creed. Ante vosotros tenéis la meta más hermosa. El más grande de los destinos y no temáis puesto que tras cada revés habrá una mano que os levante y os anime a buscar la siguiente meta.

No tenemos cara, ni nombre. Nos llamamos sociedad pero también nos llamamos compañeros, padres o alumnos. Somos todos y somos nadie y simplemente queremos daros las gracias.


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miércoles, 4 de septiembre de 2019

Receta fantástica para gente fantástica

Comenzar el curso siempre es un motivo de nervios, ilusión y novedades, también para el profesorado. Dar los primeros pasos con firmeza y una sonrisa es fundamental para transmitir ilusión y confianza a nuestros alumnos. 

¿Cómo podemos hacer esto?
Hay muchísimas formas afortunadamente. Otras veces hemos hablado de la motivación en los menores, en los padres, en momentos puntuales del día... y esta vez nos referimos a los profesores y maestros.
Nuestra propuesta es, concretamente, para los directores, los jefes de estudios, los jefes de departamento o quienquiera con ganas de sacar una sonrisa y hacer grupo con sus compañeros.

¿En qué consiste? 
Es muy sencillo. Basta con recopilar los siguientes materiales y agruparlos en una bolsa. Tantas bolsas como compañeros a regalar.
Cada bolsa contendrá una bolita de plastilina, un pequeño espejo (nosotros utilizamos un pequeño fragmento de papel de aluminio), un superhéroe (un muñequito o un recorte), metro (en nuestro caso lo patrocinó Ikea, pañuelos, lápiz, una goma de borrar, un tenedor, un clip, una pinza, un bote pequeño, un cartel de autoestima (descargar aquí), unas semillas, una paracetamol, un caramelo y, finalmente, un sobre de tila.
Una vez preparadas las bolsas simplemente tendremos que entregar una bolsa a cada "persona fantástica" junto con la siguiente hoja de instrucciones (descargar aquí).

¿Cuándo lo hago? 
Aunque es perfectamente válido para cualquier momento del año, el momento óptimo, el más lógico, es el comienzo del curso académico.

miércoles, 9 de mayo de 2018

¿Me está escuchando?


¿Cuántas veces repetimos las mismas instrucciones? "¿Es qué no me has oído?", "¿Pero es qué no me escuchas?" o "¿Cuántas veces te lo tengo que repetir?". Vamos a hacer un spoiler de la entrada contestando esta última pregunta: Una sola vez
Imaginad que os piden que os deis un doloroso pellizco en el mulso. Sabéis que no lo queréis hacer y que va a doler. Ahora imaginad que vuestros padres os permiten estar viendo la TV hasta el momento del pellizco. En un momento determinado os llaman vuestros padres:
- Héctor, deja de ver la TV y ven a darte ese pellizco.
¿Qué hará mi hijo? 
De primeras está claro. Evitamos el pellizco y encima nos quedamos viendo los dibujos. Doble premio. Nos vuelven a avisar. Reaccionamos igual. Cuantas veces. Hasta que nos dan un chillo o un castigo que nos hace suponer que el ver la tele y evitar el pellizco ya no va a salir a cuenta.
Consecuencia de esta forma de proceder. Cenas frías, más horas de televisión o consola, deberes sin hacer, llegar tarde... pero, sobretodo, cabreos y mal genio por todas partes y una espiral que conlleva más repeticiones, menos caso, más rebeldía, menos armonía. En definitiva, un panorama cada vez más desagradable.

¿Cómo evito o corto con esta espiral? 
Necesitamos sentarnos, plantearnos nuestra forma de proceder en esos casos y, sobretodo, ser muy constantes. En un primer momento sentaremos una serie de bases sobre las que construir todo.
  1. No voy a chillar ni insultar. Necesito hacerlo bien para poder pedirle lo mismo a él.
  2. Las cosas solo se dicen una vez (excepto en casos muy puntuales o especiales). Al principio puedo comenzar permitiendo dos avisos. En poco tiempo pasaré a uno solo.
  3. Rápidamente al tercer aviso en un principio seré consecuencte, sin dudar ni dar más oportunidades. Las escusas jugarán en tu contra.
  4. Cuando se de la instrucción trataremos de ser firmes, tranquilos, procurar mirarle a los ojos y, si es posible, a su misma altura visual.
  5. Haré caso al menor para que no tenga que llamar la atención de forma negativa.
  6. Reforzaré y/o premiaré cada vez que haga caso a la primera. "Qué gusto que vengas tan pronto", "Así da gusto". No es justo que acudir al primer aviso suponga agravios como ver menos tiempo la TV. Por eso, premia su buen comportamiento con algo de tiempo libre o compartiendo el tuyo propio con él de la forma más constructiva que se te ocurra.
  7. Como solo voy a dar las instrucciones una sola vez, verbalízala en el momento óptimo. Si me adelanto sin motivo estaré enviándole un mensaje negativo ante la puntualidad.
Todas estas pautas son muy importantes al principio. Con el tiempo la dinámica se irá integrando en su conducta y todo será más sencillo e intuitivo. En esta entrada anterior ofrecíamos algo más de información a este respecto.

Genial, ¿y si todo esto no funciona y no me hace caso?
Lo primero que debemos recordar es las pautas anteriores. No son negociables si queremos que funcione. Ahora bien, le hemos dado una instrucción y no hace caso. Igual que cuando reacciona de forma correcta le damos una consecuencia positiva (más tiempo libre, más juegos, más momentos compartidos, etc.), cuando no hace caso necesita una consecuencia negativa que le haga entender de qué forma es mejor que haga las cosas y de cual no. Si  los menores no saben cuando deben hacer o no algo se sentirán perdidos, desorientados e inseguros. Los menores, como los adultos, necesitamos saber en que márgenes nos movemos para sentirnos protegidos.

¿Cómo lo hago?, ¿cómo actúo?
  1. Informo a mi hijo de que vamos a empezar a actuar de una forma diferente. Quizá al principio le cueste porque le hemos acostumbrado mal y es error nuestro. Estamos convencidos de que el cambio es a mejor y vamos a cumplirlo.
  2. Explicamos que, desde este mismo momento, las cosas solo se dicen una vez. No valen los chillos ni las discusiones. Si valen las preguntas, los debates y los errores bien intencionados.
  3. Cuando se pida una cosa y se haga caso a la primera se obtendrá un premio. Necesitáis definir claramente ese premio. Por ejemplo, cinco minutos más de juego en el parque el día siguiente.
  4. Cuando se haga caso a la primera aunque se demore un poco, por ejemplo hasta un minuto, en cumplirlo no habrá consecuencias ni positivas ni negativas.
  5. Cuando no se haga caso a la primera o se demore más de un minuto su cumplimiento tendrá cinco minutos menos de parque, siguiendo el mismo ejemplo de antes, y si, pasado un buen rato, sigue sin hacer caso, se eliminará la diversión (apagar la TV, recoger la consola o requisar el móvil o la tablet), por un tiempo proporcional al incumplimiento de la orden.
Podemos ser más benévolos o estrictos pero, lo uno o lo otro, se fija a la hora de establecer las nuevas condiciones sobre nuestra forma de actuar, nunca en el momento o a la hora de establecer consecuencias. Frases como "Pobrecito", "Es que me da penita que se vaya antes" hay que planteárselas a la hora de establecer esas consecuencias y no en el momento de establecerlas o cumplirlas. De hacerlo así le confundiremos más e incrementaremos sus ganas de encontrar esos límites que le estamos haciendo difusos.

¿Mi pareja/Mis padres/Mis suegros.. no funcionan de la misma forma y eso lo complica todo?
Es una verdad absoluta. Eso hace que sea mucho más difícil enseñar a nuestro hijo como comportarse para que su vida sea mejor. Solo nos quedan dos opciones. Tratar de mostrar ese camino más armónico a quien no lo sigue y, si esto no funciona, solo nos queda seguir con nuestro propósito y no desesperar. Nos costará más tiempo pero, os aseguramos que, en un tiempo veréis al menor respetando vuestras normas a la primera (al menos casi siempre) mientras que no lo hacen con esas otras personas. Son muy listos y saben que cada persona y ambiente exige un comportamiento y van a aprender a que con Pepito se hace caso a la primera y con Manolito a la décima o hasta que llegue el chillo.

UNA CURIOSIDAD
La memoria auditiva es capaz de retener la información que llega a nuestros oídos desde los 2 hasta los 20 segundos (tal y como ha descubierto Neisser). Tenemos ese tiempo para decidir si lo que nos ha entrado por el oído se recoge y procesa y, por el contrario, dejamos que se evapore. Así que cuando tu pareja está viendo el fútbol, tu alumno en la luna de Valencia o tu hijo juega a la consola sin hacerte ni caso y tú le dices ”¡Ni siquiera me estás escuchando!” él va a ser capaz de repetir lo último que le has dicho aunque no sepa ni de que habla. A ti se te quedará cara de tonto y no podrás quejarte de que te hayan callado la boca o porque esta vez si que te estaban escuchando, es su maldita memoria a corto plazo ecoica que te ha jugado una mala pasada. La próxima vez recuérdalo y espera 20 segundos a preguntarle si te estaba escuchando.

miércoles, 25 de abril de 2018

Garrapiñe



Garrapiñar - Bañar golosinas en el almíbar que forma grumos. Endulzar.
Garrapiñar es endulzar, es saborear cosas bonitas, es disfrutar de placeres pequeños y naturales. Eso es precisamente lo que os proponemos hoy. Se trata de una sencillísima dinámica que utilizamos en clase, en los talleres, en alguna charla y, por supuesto, en nuestra casa.

Lamentablemente ni nosotros ni los más pequeños estamos acostumbrados a decir cosas bonitas y sinceras a quienes tenemos cerca. Tampoco a oírlas. Sin embargo, los defectos y las críticas fluyen de forma constante. Nuestro objetivo es reequilibrar y educarnos en el halago y en la crítica positiva.

¿Cómo lo hacemos?
Sea en clase o en casa, garrapiñar consiste en establecer un determinado orden o sentido, por ejemplo, sería muy sencillo en el sentido horario de un círculo o estableciendo un orden por filas y columnas en el aula.
Una vez definido esto, la primera persona dirá algo positivo al siguiente compañero. Éste segundo al tercero. El tercero a el cuarto y así sucesivamente hasta completar los participantes.

Normas básicas (pocas pero muy importantes).
  1. Cada persona solo dice un aspecto positivo a la persona siguiente.
  2. Lo que diga tiene que ser siempre POSITIVO, HONESTO y PROPORCIONADO
  3. Valen aspectos físicos, pero a ser posible serán personales, sociales o acerca de sus talentos.
  4. Tanto el que garrapiña como el garrapiñado miran a los ojos de la otra persona.
  5. Una vez recibido el garrapiñe, la persona garrapiñada da las gracias.
  6. Cualquier persona que no valore lo importante de su garrapiñe, simplemente no recibe el suyo y pierde la oportunidad de garrapiñar en la siguiente ronda. Nada más. Se pasa a la siguiente persona. 

Algunos consejos
- Haz doble ronda, simplemente cambiando el sentido o las posiciones.
- Las primeras veces cuesta, especialmente entre adultos. Se paciente, es muy importante educar en el ofrecimiento pero también en la recepción de halagos.
- Prueba a hacerlo en casa o con tus amigos. Es sorprendente como reaccionamos y lo bien que te sientes después de los nervios iniciales. Además, es muy posible que redescubras cosas que pensabas olvidadas o aspectos increíbles de quienes tienes cerca.

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