Hola, somos Alexandra y Rodrigo, dos maestros de primaria de Logroño. Este año quisimos devolver a la vida, de alguna pequeña manera, todo lo bueno que nos está dando y decidimos experimentar un voluntariado. Después de una larga búsqueda valorando varias opciones nos decantamos por la “Escuela Unipar de Capiatá”, en Paraguay. El idioma y el proyecto educativo fueron los dos pilares sobre los que más nos apoyamos para tomar la decisión.
Después de algunos preparativos volamos hacia allí. Al principio, íbamos con ciertas reservas porque no sabíamos muy bien lo que nos íbamos a encontrar. Debemos decir que vimos en el pueblo paraguayo a un pueblo tremendamente hospitalario y entregado a los demás. Puede que no sea el país más organizado y seguro del mundo, pero sus gentes siempre eran amables y atentas con nosotros y no tuvimos ninguna mala experiencia. Además, las coordinadoras del proyecto, María Estela, Elaine y Carol, estuvieron pendientes de nosotros durante todo el viaje.
Vivimos en casas de familias paraguayas que nos hicieron sentir como en la nuestra y en las remesas nos enseñaban cómo funcionaba todo por allí. Sin duda, mucho mejor que un frío hotel, nos hicieron sentir paraguayos y nos encantó. Por cierto, los fines de semana hacen unos asados espectaculares que no queremos comparar con los de aquí porque quizá saldríamos perdiendo.
El proyecto en sí se trataba de ayudar en una escuela de un barrio en crecimiento de Capiatá, el precioso barrio de San Miguel. Durante los días que estuvimos allí hicimos desde juegos para los chicos/as hasta dar clases en sus aulas. Las maestras fueron muy amables y nos explicaron las dificultades de ser docente en una realidad como ésa y los pocos recursos de los que disponen. Por ejemplo, no tienen fotocopiadora ni internet, sólo disponen de especialista de educación física una vez por semana y muchos niños/as no reciben la atención que merecen en sus hogares. Compartimos impresiones sobre la educación y conocimos a unos alumnos necesitados de cariño; todavía nos emocionamos al recordar esos abrazos y esas sonrisas.
El proyecto tenía un parón de una semana por las vacaciones invernales escolares (si, allí en julio es “invierno”, un invierno de veinte grados de media pero que, en dos horas, puede bajar la temperatura quince grados), por lo que nos ofrecieron otro proyecto. En este caso era en una Fazenda, una casa para personas que están tratando de dejar las drogas. Esta casa estaba en Concepción y aquí descubrimos una realidad muy distinta a la de la escuela. Chicas maravillosas que habían tropezado pero que se querían levantar. Verdaderas supervivientes que nos dieron una lección de vida. Compartimos con ellas comidas, juegos, trabajo, risas, algunos lloros de emoción e incluso un partidito de fútbol. Sólo podemos darles las GRACIAS a todas ellas por abrirnos sus puertas y por tratarnos tan bien.
Debemos ponernos la medalla de ser los primeros, pero esto no debe quedar aquí, nos gustaría que más gente se animase a conocer y compartir momentos en este proyecto tan ilusionante y enriquecedor. Por ello, si eres maestro/a apasionado/a, te gusta viajar de otra manera y conocer gente maravillosa, éste puede ser tu proyecto también. Ponte en contacto con nosotros y te daremos toda la información que necesites.
PARA SABER MÁS...
- No dudes en contactar con Rodrigo y Alex que seguro que te ofrecerán el punto de ilusión y realismo que necesitas para animarte. El proyecto necesita continuidad pero, sobretodo, necesita gente con ganas de aprender y compartir. Sus correos electrónicos son rodrigo.victoriano@hotmail.es y sandriussvarea@gmail.com.
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