miércoles, 28 de marzo de 2018

Secretos para ser feliz


Hace ya un tiempo una sabia mujer, de 63 años, nos explicó lo que ella entendía como su mayor aprendizaje. Había vivido una vida larga, monótona. Cada día había deseado que llegara el siguiente. Se había quejado de los momentos aburridos y deseado que pasaran los ratos insulsos a la espera de grande momentos. Pasaron los años hasta que un día sintió que la mayor parte de su vida se había cosnumido en esa espera y, por primera vez, entendió que no necesitaba un tipo de vida especial. Entendió que lo que verdaderamente le hacía feliz era simplemente vivir. Sentir la vida y disfrutar de cada momento. Aprovechar cada segundo porque sería único y no volvería a vivirlo. No sabía si tras la muerte llegaría esa apoteosis y, nos reconoció que ante esa duda había pedido a varios de sus amigos que cuando murieran, desde dónde fueran a parar, le escribiesen. Nos confesó que nunca recibió esas cartas, así que, de momento, ella estaba dispuesta a vivir lo que le quedase, porque con absoluta seguridad, esta es la vida que ella iba a vivir. La única.

Su vida dió un vuelco. Día a día. Paso a paso. Modificó sus rutinas, su actividad, sus anhelos. Poco a poco fue buscando todo eso que ahora sabía, era lo que le hacía feliz. Y así fue. Feliz.

Hoy, con ya cierta perspectiva, queremos recuperar parte de sus secretos. No son grandes ni complicados pero te conducen, siempre que tu quieras, a la felicidad. Al menos así sucedió con Nina.

Los secretos de Nina para ser feliz
  • Eliminó los objetivos a largo plazo, comenzó a valorar cada pequeñito avance. 
  • Decidió cuidar y disfrutar de las 5 personas que más le querían y le aportaban en su camino hacia una vida positiva. 
  • Aceptó los ratos aburridos, los que no sirven para nada y, simplemente, decidió vivirlos.
  • Empezó a hacer ejercicio solo por sentirse bien y por si acaso eso le ayudaba a vivir un segundo más.
  • Pensó detalles y pequeñas sorpresas para los demás, intentando que sonriesen lo más posible a su lado. 
  • Ayudó a alguien cada día de su vida. No importaba que fuese algo pequeño, porque eso le hacía igualmente feliz.
  • Dejó de discutir tanto, aceptando que solo se trataba de minutos negativos.
  • Se permitió cometer errores. Dejó de sentirse marioneta y aprendió a ser una persona que se equivoca pero que se quiere a pesar de ello. 
  • Prohibió cada pensamiento relacionado con "aquello que no hiciste" o "podías haber hecho".
  • Aceptó que las críticas suelen caer en saco roto.
  • Intentó buscar soluciones, sorprendida porque la mayoría de las veces existían.
  • Elegió el lado bueno de las cosas. Aunque tenga una pinta horrible, simpre por muy pequeño que sea, ese lado existe.
  • Se empeñó cada día en recordar algún aspecto positivo de sí misma.
  • Dejó de soñar y, poco a poco, fue viviendo todo aquello que apreciaba y que era real.
  • Comenzó a hacer lo que quería priorizando, en muchas ocasiones, a lo que debía.
  • Vivió con sus amigos exenta de tanta obligación.
  • Salió de casa cada día, aunque su única tarea fuera ver la luz del día.
  • Durmió lo que sintió necesitar.
  • Viajó junto a su mejor amigo, pese a que pocos lo entendían. 
  • Buscó cada día una excusa para sonreir, por muy tonta que fuera.
  • Vivió cada minuto con la seguiridad de que ya no lo volvería a vivir.
                                                                                                                                      Gracias Nina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario