Explicación: Resulta muy sencillo introducirse en un mundo de obligaciones, horarios, costumbres y normas. Nuestros niños necesitan una estructura, seguridad, un horario pero no es necesario que para ello nos dejemos llevar por la monotonía y el aburrimiento. El optimismo, la ilusión o la actitud, son elementos igual de importantes que su seguridad. Déjate envolver por su alegría y sus ganas de conocer, convierte cada día en un poco diferente. No sólo los padres ayudan a los hijos, los hijos también nos pueden ayudar aportándonos una energía y emoción por las pequeñas cosas que a veces, a los adultos, nos cuesta mantener. Busca ese lado diferente y positivo de hoy. Romper la estructura de todos los días sin incumplir normas, ese es nuestro objetivo.
Objetivo: No dejarnos caer en una rutina aburrida y sin ilusión. Mantener la energía y la motivación para ayudar a nuestros hijos con sus responsabilidades diarias.
Estrategia: Te proponemos una estrategia muy sencilla pero que va a requerir tu implicación y, sobretodo, tu actitud positiva. Los primeros pasos pretenden dar coherencia a la estrategia. Nuestro hijo debe asumir que la diversión no es incompatible con sus responsabilidades. Para ello:
- Escribe el horario del día a día de tu hijo. Anota sus horarios de cole, comidas, actividades y sueño.
- Marca en dicho horario las responsabilidades y obligaciones que tiene cada día.
- Marca los ratitos en los que crees que hay margen para innovar.
- Es el momento de imaginar. Crea, inventa y juega con esos momentos. Busca alternativas.
- Haz una lista de juegos, actividades agradables, momentos dulces, aventuras posibles, etc. Busca pequeños detalles que os saquen una sonrisa a ambos.
- Y ahora una lista de pequeños cambios que podrías hacer en las actividades rutinarias de todos los días.
La imaginación no siempre está de nuestro lado. Nosotros os proponemos algunas opciones pero escribidnos en los comentarios algunas propuestas que creáis puedan servir al resto de padres. Esos "trucos" que utilizáis para premiar o disfrutar con vuestro hijo. Ahí van algunas opciones:
- Cambiar de calle para ir al colegio.
- Merendar en casa de la abuela.
- Pasear a tu perro en el siguiente parque.
- Cambiar el orden de las obligaciones.
- Ver series en vez de programas.
- Leer esa revista que tanto te gusta de vez en cuando.
- Utiliza música para las idas y venidas.
- Libros de pequeños cuentos, para cambiar cada día.
¡Pruébalo! Pero para ello necesitas cambiar lo más esencial. Tu actitud, tu forma de ver el día, tu mochila repleta de responsabilidades que pesan. Decide disfrutar cada día, pese a que no pares, no tengas tiempo para ti o sientas que no llegas a todo. Comprométete contigo, con tu cuidado e intenta que cada actividad tenga ese encanto que cuando sale el sol y las sonrisas te acompañan.
Nota 1. Recomendamos leer el Capítulo XX del libro Educar sin varita mágica que trata los miedos en los menores.
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