miércoles, 16 de enero de 2019

¿Es posible ser proactivo?, ¿cómo?

Una vez explicado qué significa ser reactivo y proactivo (ver entrada anterior), entender que quiero ser proactivo y que puedo serlo, ¿cómo lo hago?, ¿cuáles son los pasos a seguir? 
Pues es muy complicado. Probablemente tu educación o tu forma de ser ha utilizado la reactividad como forma de enfrentarse al mundo desde tus primeros días de vida. Esto es, la reactividad es tu forma de actuar de forma absolutamente consolidada. Esta es la mala noticia. La buena es que, siempre que estés dispuesto a creer, que te permitas equivocarte un buen número de vez y que quieras esforzarte muchísimo, es perfectamente posible ir cambiando poco a poco. Una vez que pongas todo eso en la ecuación nos vamos a centrar en intentar primero ver y luego aprovechar ese espacio entre el estímulo y la respuesta.

Para ello te sugerimos los siguientes pasos:
  1. Rellena el siguiente formulario (la semana que viene colgaremos una plantilla, aunque puedes hacerlo a mano). Simplemente consiste en escribir todas tus preocupaciones. Serán 10 minutos en los que probablemente sientas cierta ansiedad, así que tómatelos con calma. Estás luchando y eso cuesta.
  2. Deja que esa lista repose o amplíala los sucesivos días.
  3. Cuando te sientas con ganas, coge la lista de preocupaciones y valóralas una a unaClasifícalas en función de si tienes algo de control sobre ellas, por poco y difícil que sea (Lista de Influencia) o no (lista de preocupaciones). Coloca según corresponda en sus respectivos círculos. Puedes buscar una opinión amiga que te ayude a valorar de forma objetiva tus círculos si lo consideras oportuno.
  4. Una vez clasificadas tus preocupaciones nos centraremos en las cosas del Círculo de influencia, las que podemos controlar de alguna forma. Elige la más sencilla o que más te apetezca trabajar. Solo una y trata de buscar opciones para solucionarla. No importa que no aciertes, solo se trata de intentarlo tantas veces como necesitemos hasta que la preocupación disminuya o, quizás, desaparezca. Después pasaremos a la siguiente y así sucesivamente. Probablemente varios de esos asuntos mejoren ostensiblemente y, lo que no tenemos duda, es que mejorará tu sensación y autoestima. Con las cosas que se han quedado fuera, en el Círculo de Preocupaciones, tocará permanecer muy atentos y evitar que permanezcan en mi cabeza en la medida de lo posible. Cuando detectes que están, puesto que no tienen solución que esté en mi mano, trata de sacarlas. Distráete, canta o desmonta su sentido.
  5. Háblate bonitoCuida el lenguaje, es poderosísimo y, sin darnos cuenta, nos lleva a actitudes o posiciones de un lado u otro. Os dejamos una tabla de los errores típicos del habla reactiva y las fórmulas del habla proactiva.                                                           
  6. Toma decisiones. Sin duda es fundamental actuar entre el estímulo y la respuesta. Ser consciente es la clave de todo y, por tanto, cada vez que actúes, por torpe que te sientas e infructuoso que resulte, estarás avanzando con pasos de gigante. Eso ampliará tu círculo de influencia y reducirá el de preocupaciones de forma inmediata.
  7. A muchas personas les funciona la meditación. Prueba si lo crees factible.

Ya nos contarás que tal y, si tienes alguna otra estrategias, compártela, seguro que nos viene bien a alguno.

Recuerda:
Sé proactivo, no reactivo.

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