miércoles, 6 de marzo de 2019

Recuperar el aburrimiento | Objetivo a cumplir

"Nuestro tiempo es tan excitante que solo puede chocarnos el aburrimiento."
Samuel Beckett

La evolución está harta de asegurarnos que todo tiene un por qué. Las emociones, todas ellas, se han encargado de asegurar nuestra supervivencia desde el principio de los tiempos. El asco, el miedo, la ira.... todas ellas tienen una explicación evolutiva. Pero, ¿y el aburrimiento qué?, ¿también es positivo y está justificado?, ¿o simplemente debemos huir de él?

Aunque hay muchas teorías respecto al sentido del aburrimiento en la vida animal, la mayoría hablan de la necesidad de experimentar, de curiosear. Cuando una tarea no es productiva o no nos aporta ningún valor o mejora nos aburre y eso nos motiva a buscar algo mejor, que nos aporte más valor vital.

Del aburrimiento surgen varias oportunidades y beneficios. El aburrimiento estimula los procesos creativos. Cuando mi mente está libre y tranquila se entretiene soñando. Busca nuevas opciones, nuevos planes a desarrollar. Es cuando estamos más ociosos cuando surgen las mejores ideas: en la ducha, conduciendo o paseando por el monte. 

Aburrirse nos abre nuevas puertas. Algunos de los grandes descubrimientos de la historia se han realizado en momentos de cerebro apagado. Georges de Mestal descubrió el velcro paseando por le monte; el café fue descubierto por un pastor etíope que, aburrido, miraba a sus cabras comer unas bayas; el Principio de Arquímedes se produjo en un relajante baño de su autor; incluso, según Kierkegaard, Dios creó a Adán y Eva en un momento de aburrimiento. El aburrimiento crea arte, ciencia o descubrimientos. Es una semilla muy poderosa.

Puede ser un tiempo perdido e insulso, pero también un momento para autoexplorarse. Para conocerse mejor o para afrontar decisiones cruciales.

¿Y el exceso de aburrimiento?, ¿también es bueno?
No. No lo es. Demasiado aburrimiento puede asociarse a adicciones, aislamiento, estrés o depresión. El aburrimiento puede adueñarse de parte de nosotros y matar nuestra ilusión y motivación. Cuando es excesivo y no lo controlamos debemos intentar controlarlo: leer, hacer deporte, conocer gente y buscar retos enterrarán el problema. Lo que sea pero haz algo.

Entonces, ¿dejo que mi hijo se aburra?
. Casi de forma terapéutica. El exceso de estímulos tiende a colapsarlos, a hiperestimularlos. Impide que disfruten de las cosas pequeñas o tranquilas. El ritmo vital actual tiende a eliminar esos espacios de tedio, así que es bueno permitirlos en ciertos momentos, incluso fomentarlos. Cuando estás aburrido buscas gente con quien divertirte, experimentas o te autoconoces. Ayuda a socializar y a crear. ¡Deja que tus hijos se aburran! 

Y si mi hijo me dice:
- Mamá, ¿me aburro?

Por qué no responder con un sencillo:
- Pues abúrrete un poco más.

Cuando tú eras pequeño, seguro te aburrías. Trata de recordar lo que hacías. ¿Bajabas a la calle a jugar?, ¿llamabas a un amigo?, ¿planeabas algún lío? Aburrirse mucho es tan malo como no aburrirse nada. Negarles eso a nuestros hijos es quitarles una parte crucial de la vida. Lo dice la evolución.

Alguna curiosidad
  • El aburrimiento tiene un sesgo por sexos.  Los hombres tienden más a recurrir a hobbies obsesivos para evitar el aburrimiento (bricolaje o fútbol, por ejemplo). Las mujeres tienen más tendencia a hacer mil cosas pequeñas a la vez para no sentirse ese hastío (hacer punto y ver la TV). Perdonad los ejemplos tan estereotipados pero buscábamos ejemplos visuales.
  • La serendipia, o hallazgo casual, es un descubrimiento que se produce de forma casual, sin buscarlo. En muchas ocasiones la serendipia nace del aburrimiento.

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