miércoles, 24 de febrero de 2016

En estos tiempos, por Ana Hernando

Tenemos el placer de contar nuevamente con Ana Hernando en la sección Estrellas invitadas. Tras su reflexión "Adolescentes", hoy os proponemos "En estos tiempos", ensayo en el que Ana trata los
diferentes asuntos sociales
En estos tiempos en los que el mundo sufre de injusticias, guerras, conflictos, violencias… nos parece todo lejano, surrealista e inmejorable.

Eso no es lo cierto, todo está por cambiar, a todo le podemos dar la vuelta, y estamos a tiempo de ello. El futuro de lo que vivimos está en nuestras manos y en la de aquellos jóvenes a los que cederemos el puesto.

Hoy en día hay niños que andan descalzos por la calle. Y no, no por imprudencia. Esos niños hoy no han comido, y no porque no les gustara la comida del plato, sino porque no había nada. Uno de esos niños se ha quedado sin su único lapicero porque ha visto que su compañero no tenía ninguno y se lo ha dado.

Esos niños juegan en la calle con las piedras (sus juguetes) y con otros niños, no por estar castigados sin la consola, sino porque no tienen nada más con lo que jugar. Estos niños son los mismos que bailan, cantan y tocan música como profesionales, pero no por ir a una academia.

Estos niños piden por las calles. Y no por negarse a hacer otra cosa, sino por supervivencia. Esos niños no saben sumar, restar, ni leer, y no por falta de ganas de ir a la escuela, sino por no poder pagarla.

Posiblemente, todo aquel que este leyendo esto sienta esta realidad lejana o no le identifique, pero es algo cercano. Por supuesto que no es necesario que un niño pase por esas circunstancias tan desgarradoras para aprender a valorar las cosas, pero si es necesario que las conozcan para producir una motivación a la mejora de la vida que, no solo está en sus manos, si no que les corresponde vivir de la manera más dignamente posible.

Su educación, sus valores, creencias, actitudes y aptitudes dependen de todo aquello que se les inculque. De cómo les enseñemos a ver las cosas, a que luchen por conseguir aquello que quieren. Podemos allanarles el terreno, pero sin quitarle todas las dificultades que se encuentren. La resiliencia es básica en la vida de cada uno.

Esos niños son iguales que tu hijo, tu vecino, tu hermano pequeño o el sobrino del panadero. La forma en la que eduquemos a los nuestros depende de nosotros, de cómo queramos ver las cosas, del conocimiento que tengamos sobre ellas.

Tan importante es que se formen en lo académico como en lo extrapolable a ello. Que aprendan a jugar con piedras, a disfrutar de la escuela, a pasar tiempo con los demás, que quieran dedicar tiempo a extraescolares, que sepan dar a los demás…

Si cada uno de nosotros estuviéramos educados de manera que, ver sufrir a los demás o saber que alguno de nuestros iguales está pasando por situaciones tan adversas y dolorosas, nos motivara para ser mejores y así aportar más, aquellos niños o jóvenes que nos suceden, crecerán con el objetivo de ayudar y crear un mundo mejor.

No es lo mismo decirte a un niño “Si no estudias, acabarás como ellos”, que “estudia mucho para conseguir que su vida sea mejor”. Los jóvenes están guiados por motivaciones. Y qué mejor motivación que ser capaz de hacer felices a los demás.

Todo tiene una doble cara. Todo está por cambiar. Y estos jóvenes a los que ahora vemos indefensos, sin formar, inmaduros… Son grandes, tan grandes que nuestro futuro va a depender de ellos, y yo tengo la fe absoluta en que puedan aportar mucho a este mundo, tan sólo hay que darles herramientas, y ya construirán ellos lo necesario.
Ana Hernando (21 años)
Estudiante de Terapia Ocupacional por la Universidad de Oviedo.

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